El parque natural de Timanfaya es uno de los destinos predilectos de los turistas en su viaje a la isla de Lanzarote.En total tiene una extensión de poco más de 51 kilómetros cuadrados. Desde 1993 es reserva de La Bioesfera, junto a toda la isla por la UNESCO y un año más tarde se catalogó como Zona de especial protección para las aves.
Timanfaya es la zona más afectada por las grandes erupciones volcánicas que en el pasado, inundaron caseríos. En este lugar se encuentra la Montaña de Fuego, nombre debido a que en su interior se alcanzan temperaturas de hasta 400 grados C.
La ruta es muy bonita, te permite apreciar la magnitud del parque, ver numerosos cráteres e incluso apreciar las burbujas de lava fosilizadas. Las panorámicas son impresionantes.
Se agazapan entre piedras volcánicas que ahorcados en el colgante de un demonio que con su tridente da la bienvenida al viajero. La huella dactilar del parque es árida , su corazón sigue bombeando sangre caliente aun viendo el rostro apagado de sus volcanes.. Su alma sigue palpitando en el interior.. Como ejemplo, el Restaurante el Diablo, que se vale del calor natural del interior de la tierra para preparar los platos típicos más sabrosos de Lanzarote.
Los volcanes de Timanfaya, los eruditos artesanos del fuego,contienen rocas que aun albergan vida en su interior. Las fumarolas tosen acatarradas, constipadas de un vapor que refugia sus cenizas.Hacer despertar al geiser es la atracción.
Al final de la ruta te hacen una demostración de la actividad volcánica echando agua en un agujero que finalmente escupe vapor. El voluntario sabe los segundos exactos en los que se vaporiza el agua y sube hacia arriba, perfecto para que los fotógrafos puedan capturar una bella foto.